De nuevo hemos sido testigos de la desgarradora escena de una madre aferrada al féretro de su pequeña hija, víctima de la violencia absurda y despiadada. Génesis Rúa, de nueve años, fue violada y asesinada, y, como si fuera poco, su victimario intentó incinerarla para desaparecerla y esconder su criminal proceder.
Que conductas oprobiosas como esta sigan presentándose en el país no hace más que ratificar lo enferma que se encuentra nuestra sociedad, donde no se cuida a la niñez, que es el patrimonio más importante que debemos proteger.
Cómo no recordar con tristeza el asesinato de Yuliana Samboní, en Bogotá; o el de Angie Ortega, en Baranoa (Atlántico), cuyos restos calcinados fueron encontrados cinco meses después de su desaparición. Estas son solo tres de las numerosas agresiones de las que han sido objeto nuestros niños en los últimos años. Desde el cielo, estos angelitos miran impávidos la triste realidad de haber nacido en una sociedad insensata y violenta que no protege con responsabilidad y firmeza su niñez.
La realidad es tan grave que, por ejemplo, Magdalena, donde se registró el asesinato de Génesis, es el departamento (entre los que tienen más de un millón de habitantes), con la más alta tasa de abusos sexuales a menores: 30 casos por cada 100.000 habitantes, con base en datos de este año. Las estadísticas de Medicina Legal indican también que en los primeros ocho meses del año fueron reportados 17.574 casos de presuntos delitos sexuales en todo el país, de los cuales el 87% corresponde a menores de edad.
Para colmo, por el alto número de niños asesinados anualmente en nuestro país, la organización Save the Children nos ubicó en el tercer lugar, entre 175 países, con la más alta tasa de homicidio infantil en 2017.
Adicional a esta dura realidad, Medicina Legal ha informado que en Colombia desaparecen, en promedio, siete niños cada día. Según el organismo, en 2015 hubo 5.143 casos y en 2016 el reporte fue de 4.802. En estos momentos una familia espera noticias de Alberto Cardona, de 6 años, desaparecido en una vereda en Santa Marta hace casi un mes.
Ante la impotencia y vergüenza que nos causó la muerte de Génesis, la sociedad colombiana volvió a requerir castigos más ejemplarizantes como la pena de muerte y la cadena perpetua. Hasta el presidente de la República, Iván Duque, reiteró que está de acuerdo con la cadena perpetua e invitó al país a debatir esta iniciativa. Más allá de la severidad de las sanciones que se impongan, es necesario que las leyes y decretos vigentes para este tipo de delitos atroces se apliquen con la oportunidad e idoneidad requeridas.
Sumado a esto, es necesario implementar un sistema de protección a la niñez con total cobertura y pertinencia en las comunidades de mayor riesgo, como las urbanomarginadas y las rurales.
En este país descuadernado en lo social sería necesario un ente gubernamental del más alto nivel, como un ministerio, que lidere y articule de manera integral las políticas públicas de atención a la familia, a la mujer y a la niñez.
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