Hasta el Mundial de Sudáfrica, los pulpos nada tenían que ver con el fútbol. Sus ocho tentáculos podrían haber transformado a este cefalópodos en un gran arquero, pero por desgracia, bajo el mar no se juega a este deporte por ahora.
Entonces, los moluscos y la pelota no guardaban ninguna relación... hasta que apareció el inefable Paul. El pulpo Paul se convirtió en uno de los grandes personajes de la Copa del Mundo 2010 después de acertar en los pronósticos de todos los partidos que se disputaron en suelo africano. Incluso, sus dones muchas veces le quitaron importancia a los análisis previos, porque lo que Paul decía era lo que sucedía. Así, adquirió una importancia inusitada para un animal semejante desde la irrupción en la pantalla del gran Manotas.
Unos meses después de su terrible pero esperada muerte, se jugó el Mundial sub 20 en Colombia. Y aquí, en la tierra del buen café, también hay un pulpo. Aunque la criatura parece ser la misma, hay algunas diferencias importantes: el pulpo colombiano no arriesga resultados ni vive en una pecera. Es un hincha del Cúcuta que se hizo conocido por no perderse ningún partido importante de este campeonato que todavía paraliza a Colombia.
Javier Orlando tiene 45 años y ya es tan famoso en todo el país como el Cole, ese pájaro infaltable cada vez que juega la Selección cafetera. Desde la Copa Libertadores 2007, cuando siguió a "su" Cúcuta hasta la semifinal, nunca se ha perdido un torneo importante en donde participen equipos de su país. Hoy, lo hace con un sombrero con ocho tentáculos.
Pese a la fama de su antecesor británico, el Pulpo Hunter, como es conocido, le escapa a los pedidos de pronósticos y afirma que él es neutral y que nunca adivinará resultados. Dice que quiere personificar la alegría del fútbol y por eso no toma partido por ninguna de las Selecciones participantes, excepto, claro, la dueña de casa.
"Yo vengo a mostrar la alegría del fútbol. Colombia es una fiesta gracias a ese Mundial", dice este ruidoso hincha que se hace protagonista esté donde esté, sea en un estadio mundialista o en un conocido restaurante de Pereira en donde llegó en busca de una deliciosa bandeja paisa.
El hombre hecha su currículum sobre la mesa apenas comienza a hablar. Afirma que estuvo en aquella Libertadores, en Copas América y hasta en el Mundial de Sudáfrica, donde pese a la ausencia de su querido equipo disfrutó de una Copa del Mundo inolvidable.
Otro de los elementos que sorprenden de su estrafalaria apariencia es un trofeo FIFA del Mundial sub 20. Sí, una réplica exacta, con la altura y peso de la joya oficial que levantará un brasileño o un portugués este sábado en el Campín.
A pesar de su histrionismo evidente, Hunter es ante todo un hincha de Colombia y por eso también opina de la eliminación del anfitrión: "Creo que falló el profesor en el partido contra México", dice en el único momento en el que se pone serio y deja de divertir al resto de los comensales.
El pulpo. Nuevo animal futbolero. Paul y Hunter, de diferente manera, lograron ser parte de los dos torneos más importantes de la FIFA. Uno, desde su sabiduría y sus dones casi mágicos, el otro desde la alegría personificada. Como alguna vez cantó Ringo Starr: "Me gustaría estar, en el jardín de los pulpos"... Fuente: espndeportes.com




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