La
familia es beneficiaria de la restitución de tierras bajo la figura de la
compensación, que significa que recibieron un predio de iguales o mejores
características al que perdieron en el pasado, y se asentaron en zona rural del
municipio de Chinácota, donde cuentan con siembras de mora, tomate, fresa,
granadilla y uchuva, además de un galpón de gallinas ponedoras para el sustento
familiar, que hacen parte de la asistencia técnica aportada por la Unidad de
Restitución de Tierras.
Este
grupo familiar recibió todas las medidas complementarias que
dictaba la sentencia que el Tribunal Superior Especializado en Restitución de
Tierras de Cúcuta profirió a su favor, luego de haber sido víctima de
desplazamiento forzado de tierras en el municipio de Tibú, en Norte de
Santander a finales de diciembre del año 2001.
La
directora de la Unidad de Restitución de Tierras Territorial Norte de
Santander, Tatiana Abdallah Camacho, visitó el predio y, en compañía de
profesionales del área de Proyectos Productivos, hizo entrega de cinco vacas y
un toro reproductor, lo cual hace parte de la sentencia y de una acción
reparadora integral del Estado, con lo que esperan seguir afianzándose en el
campo con la extracción de los derivados de la leche, entre otros.
“Conocimos
todo el proyecto de la familia restituida, pero hay algo que nos llena de
orgullo en la Unidad, y es el ver que son las mujeres las que están a cargo de
estos proyectos y que son las que están sacando adelante a su familia y
transformando en amor todo el dolor que la guerra les hizo pasar”, expresó la
directora territorial de la URT.
Los
hechos violentos se remontan a 1999, cuando la madre del núcleo familiar fue
declarada objetivo militar por parte de grupos paramilitares, quienes pusieron
su nombre en panfletos que fueron repartidos por el corregimiento de Campo Dos,
en Tibú, catalogándola de colaboradora de la guerrilla, con el argumento de que
en el restaurante que ella atendía, le vendía alimentos a los insurgentes que
también hacían presencia en la zona.
La
familia esperó a la madrugada, cuando no había presencia de los paramilitares
para huir de Campo Dos hacia Cúcuta, donde trataron de rehacer su vida, pero un
año después, la madre falleció a causa de depresión por todo lo que habían
padecido, por lo cual los herederos iniciaron el proceso de restitución de tierras,
empoderando a las hijas de la mujer, quienes han impulsado el fortalecimiento
productivo y agrícola de la finca.
Ligia
Esther Ávila Lozano, una de las beneficiarias de la restitución de tierras,
afirmó que “estamos recibiendo y culminando ya nuestro proyecto con la Unidad
de Restitución de Tierras, por eso invito a todas las mujeres a que sean
emprendedoras, porque nosotras tenemos el mundo en las manos para construir un
mejor país”.
En la
jornada, los restituidos también recibieron plantas para sembrar pastos que
serán el alimento del ganado, insumos para producción ganadera y de praderas,
purgas para reses y un diploma que certifica la culminación exitosa de la
implementación de su proyecto productivo.
En Norte de Santander han sido aplicados 76 proyectos productivos a familias beneficiarias de la restitución de tierras en los municipios de Ábrego, Arboledas, Bochalema, Cáchira, Chinácota, Chitagá, Cúcuta, Cucutilla, El Zulia, Herrán, Mutiscua, Salazar de las Palmas, Santiago y Tibú, en los que la Unidad de Restitución de Tierras ha desembolsado 2.500 millones de pesos.
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