La cultura ciudadana - POR: JOSÉ CONSUEGRA

La semana pasada dediqué esta columna a homenajear a Barranquilla por el sitial de honor que ostenta como referente y líder de la transformación urbana y la modernidad en Colombia. Aún tenemos limitaciones en las que les corresponde tanto al Gobierno como a la sociedad seguir trabajando para alcanzar el bienestar general, pero, sin duda, marchamos por el camino correcto.

Hoy quisiera abordar una de las tareas pendientes que, además de una buena política pública y el compromiso firme del Gobierno, requiere de la participación activa de todos los que habitamos este bello terruño: la cultura ciudadana.

De muy poco sirven los desarrollos en la adecuación de calles, la canalización de arroyos, la construcción de escenarios deportivos y culturales, espacios lúdicos y de recreación como los parques y el Malecón del Río, si quienes nos beneficiamos directamente de dichas obras no las usamos correctamente, las conservamos, y respetamos los derechos de todos a su usufructo.

Por esto es tan importante cumplir las normas del buen uso del mobiliario público, utilizándolo con la misma responsabilidad y esmero con el que cuidamos el de nuestra casa.

Cuando camino en los parques, me preocupa advertir la existencia en abundancia de heces fecales de mascotas en los senderos peatonales, al ser casi nula la cultura de depositarlas en canecas. Esta incultura es tan grave que es frecuente observar perros defecando, al lado de sus dueños, cerca de letreros que invitan, justamente, a recogerlas. Por ello, es casi una suerte regresar a la casa sin ensuciarse los zapatos.

Qué alivio sentimos los barranquilleros cuando, al caer un fuerte aguacero, ya no tenemos el riesgo de ser arrastrados por los arroyos; con la canalización también superamos el estigma que motivaba la burla de propios y extraños. A pesar de esta solución, al llover, las basuras en las vías evitan el buen funcionamiento de los sistemas de drenaje al taponarse las rejillas. ¿Cómo es posible que continuemos botando basura cotidianamente en las calles y arrojando bolsas de ella cuando llueve?

Otra problemática es la movilidad en la ciudad derivada del irrespeto a las señales de tránsito, el aparcamiento sobre las vías, la desatención a los guías de movilidad y los semáforos, la no utilización de los paraderos por el transporte público, etc. Y empeora la situación el inapropiado comportamiento de los peatones.

La cultura de la gente y su responsabilidad son determinantes en la construcción de la identidad de una ciudad; sin ellas es imposible lograr la sana convivencia y el respeto integral a los derechos de todos.

A menos de dos meses de la elección de los nuevos gobernantes, es preciso que los aspirantes definan en sus planes de gobierno, propuestas para promover cultura ciudadana que nos mentalicen hacia una actitud proclive al respeto y cuidado de la ciudad.

Es imprescindible un acuerdo por la cultura ciudadana para que la senda de la transformación urbana no se detenga y el mejoramiento de nuestra calidad de vida continúe.