El 23 de diciembre del año
2002, a eso de las 2 de la tarde; fue encontrado muerto un motociclista en la
autopista que conduce de Bucaramanga a Piedecuesta en Santander, Colombia. Un
taxista lo vio tirado en el pavimento y al observar que los carros pasaban de
largo y nadie se detenía a auxiliarlo decidió llevarlo a la clínica más cercana
que era la Ardilla Lulle ubicada en Floridablanca. El joven sin signos vitales
ingresa a la clínica a las 5 pm. Al médico de turno le informan que ingresó el cadáver de una persona al parecer joven
que recién sufrió un accidente. El médico pide revisar sus documentos y
confirman sus 26 años de edad y dice:
- Probemos reanimarlo!
Solicita a la enfermera jefe
de turno alistar el desfibrilador para iniciar el proceso de reanimación. El
cuerpo presenta una herida en la cabeza, el cabello lleno de sangre supone una
contusión severa de cráneo induciendo a una muerte cerebral. Al palpar sus
extremidades no se muestra evidencia de fractura de otro hueso, solo muestra
una lesión leve en el tobillo derecho sin comprometer tejidos blandos. Vestía
jean, camisa blanca y sandalias tipo playeras.., hacia solo unas horas él se
alistaba para almorzar cuando recibió la llamada de unos compañeros que
estudiaron con él en el colegio, quedando de ir a jugar poker como siempre lo
solían hacer en el barrio San Carlos del municipio de Piedecuesta. Terminó de
almorzar, le dio un tierno beso en la frente a su abuelita y le dijo:
- Abuelita, me voy donde Orlando un rato, nos vemos en la
noche.
Ella respondió:
- Que Dios lo bendiga mijo.
En la puerta grito:
- Chao Monica!, recuerde tenerle comida a mi mami en la
noche.
Bajó las escaleras del cuarto
piso, llego al parqueadero y vio su moto. Una Zuzuki AK100 que había comprado
ahorrando de su trabajo de dictar clases de natación a niños y lo ahorrado de
su práctica profesional como tecnólogo electrónico, práctica que hizo en la
clínica donde trabajaba su mamá. Prendió la moto y se fue. Un par de las enfermeras de urgencias lo
acuestan en la una camilla de la sala de emergencias, rompen la camisa con una
tijera dejando su pecho al descubierto. Adaptan todos los instrumentos y
equipos necesarios para iniciar la reanimación y gritan:
- Doctor! Ya esta listo!.
Su cara inflamada reflejaba la
violencia con que su cráneo recibió el impacto en la cabeza. El médico lo ve y
piensa:
- “Uff este man se jodió la cabeza”.
- Pregunta: Llevaba casco?
Una enfermera responde:
- Si Doctor, el taxista dijo que cuando llego al sitio del
accidente el muchacho tenía el casco en la mano como si se lo hubiera quitado
después del golpe.
El médico pensó:
- mmm, como difícil que alguien se quite el casco después de
tremendo tramacazo.
- Y analizó: Si no hubiera llevado el casco puesto, lo más
seguro es que los sesos del cerebro terminaran en el pavimento como siempre
ocurre en estos accidentes.
Sin pensar en nada más, se
pone manos a la obra y comienza la reanimación:
- Alisten, carguen… PUM! Uno, dos, tres…
El paciente no responde…..,
pasan 5 minutos y sin descanso se escucha en la sala de urgencias:
- Alisten, carguen… PUM! Uno, dos, tres…
- Alisten, carguen… PUM! Uno, dos, tres…
- Alisten, carguen… PUM! Uno, dos, tres…
Nada. 15 minutos, ninguna
reacción..., corre sudor por la frente el médico y en sus ojos se refleja la
perdida de la esperanza de verlo reaccionar. Desde la clínica llaman a la casa
del paciente. Contesta la hermana menor y le preguntan si son parientes. Ella
responde que sí. Le informan que su hermano sufrió un accidente y está en un
grave estado. Ella cuelga el teléfono con la mano temblorosa y la mirada
absorta. Se le llenan los ojos de gruesos goterones y pasan casi 30 segundos
sin reaccionar. Suelta un sollozo,
lleva sus manos a la cara y comienza a llorar en silencio repitiendo:
- “mi hermanito no, Dios mío”, “mi hermanito no”…… MIERDA!
Grita con rabia y frustración.
No sabe cómo contarle a la abuela que es la única persona que está en la casa
con ella. Se calma un poco. Respira profundamente y ve a la abuelita que está
sentada tejiendo con dulzura una bufanda para su adorado nieto, único hijo
varón en el que familia tenía puestas sus más afortunadas esperanzas. Levanta
la cara viendo los ojos de Mónica llenos de lágrimas. Con miedo le pregunta:
- Qué pasó mija?.....
Ella le responde:
- Abuelita mi hermano se accidentó y está muy grave en la
clínica.
La abuela con voz pausada y
serena, propia de la madurez y sabiduría que da la vejez le dice:
- mija llame a su mama y le cuenta.
La mama es una enfermera que
trabaja en una clínica de la cuidad, siendo de esas personas tranquilas,
trabajadora y jovial que la vida debería rodearla siempre de buenas noticias.
Recibe el anuncio de una llamada y cuando descuelga el teléfono se oye por el auricular:
- mami, mi hermano se accidentó y está muy grave en la
Clínica Ardilla Lulle.
La mamá, piensa en su
hijo...., recuerda el momento que nació y vio sus ojitos chiquiticos por
primera vez... Se le escurre una lágrima por la mejilla y queda en silencio por
un rato. Repica por el teléfono:
- mami?, mami?
La mama regresa de sus
pensamientos y le responde:
- Tranquila mamita, todo va a estar bien. Donde está
Mónica responde:
- En la Ardila Lulle
Con la voz cortada, dice la
mamá:
- Salgo para allá.
CONTINUARÁ
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