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sábado, 25 de abril de 2015

GUERRA, VIDA Y MUERTE, REPRESENTADAS EN LA PAZ Y LA EUTANASIA, DOMINAN EL AMBIENTE - Por: José Neira Rey


1.- Dos debates, constituyen obligada referencia y actualidad en Colombia. Sí, nos referimos: a la paz y a la muerte, sintetizadas en todo lo atinente a la guerra y la paz, con lo que se ha llamado el derecho de morir.

Y, los dos temas, dominan todo el ambiente, así como el andamiaje institucional y espiritual de la nación, porque las valoraciones y evaluaciones ,se producen en los cuatro puntos cardinales, aunque, es en los centros, donde hay mayor participación, habida consideración que lo periférico o fronterizo – o sea, más del 50% del territorio –lo que hay es abandono y marginalidad. Pero, igualmente donde se valora más y comprende mejor, lo que representa vivir y exteriorizan los signos de la violencia y los efectos del narcotráfico. Y, esa paz y esa guerra- con todas sus secuencias y motivaciones - captan la mayor atención, porque el proceso hacia la convivencia nacional , cuyo centro motor y de análisis definitorio no está en el país, sino en Cuba y lo referido a la eutanasia ,o sea, la permisibilidad de dar por terminada la vida, cuando la observación de los hechos y la paciencia o tortura del paciente ,juzgue que ya no pueda más, se le acepte, el darle final a su existencia ,esté donde esté, - si llena, previamente, algunos requisitos o formalidades -,se busca precisar, si esa actuación –personal o compartida- para quien la asuma y defina, tenga un amparo procedimental y normativo. 

2.- Hallar y obtener que lo predominante en el proceso de paz, sea: la verdad y el perdón, luego de la confesión de las faltas y las manifestaciones hacia un real y verdadero propósito de enmienda-individual y colectivo-, se extiende por todo el panorama nacional, porque –en todas partes- se ansía: hermandad, superación y tranquilidad. Comprender, que sin sosiego y salud mental, el ser, vive alejado y ajeno a una existencia que lo vincule al conjunto, es, comprender la magnitud de lo que se experimenta y se vive. Y, todo, sin olvidar, que en nuestro planeta, prosigue, ese ajuste o acomodo a regulaciones y situaciones-económicas, sociales y políticas-, que por muy diversas causas o factores ,generan nuevos hechos y nosotros seamos - también- parte integral ,de esa : real , diversa y compleja vivencia terráquea humana .

3.-Por ello, no es fácil, el llegar a inmediatos entendimientos claros y profundos, así como tampoco lo será, el proceso que prosigue, porque cualquier falla, vacío, incumplimiento o desdén, conllevará reacciones de múltiple y delicada definición. De ahí, la urgencia y necesidad de Insistir, perseverar y esperar, que sean sinceros y superiores los deseos ,actitudes y conductas de acertar –de todos- ,para cumplir y propender por un tiempo nuevo, más firme y fraterno, a ese desfallecer constante de luchas y manifestaciones fratricidas, que solo conducen a la desolación, la barbarie y al atraso colectivo.

En cuanto a la facultad de llegar hasta la eliminación de la vida, por la propia y directa aceptación y hasta pedido, de quien deduce que ya no tiene fuerzas, ni esperanzas o no quiere seguir padeciendo y/o haciendo sufrir a los suyos y más interrelacionados, hay : valencias primarias y principios morales ,éticos y estructurales - relacionados con los derechos humanos y el sentido, alcance e importancia de la experiencia humana, hasta el final de los días - que bien vale examinar y constatar- filosóficamente- si ese ser, que vino a la vida ,sin consulta a él o permiso o autorización de él –puede o debe unilateralmente y por sí mismo o acompañado y/o respaldado por otros-, dar final a su propia experiencia, de aprendizaje y servicio, en un acto, que implica, el asumir una postura voluntaria , de implicaciones mayores. Y, más, si se acepta que a todos nos fue concedido un tiempo y que hay vida, después de la muerte.

Ciertamente, son conceptos, apreciaciones y puntos de vista, que requieren profunda meditación, por lo complejo, delicado y difícil de la valoración que se somete a juicio. Y, ante todo, si consideramos, que la vida y la paz, nos fue concedida por Dios y para bien de todos, razón y fundamento, para luchar y propender por su plena vigencia.

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