En una finca del corregimiento Agua de la Virgen, en el municipio de Ocaña (Norte de Santander), doce hermanos revitalizan el campo, fortalecen sus vidas y proyectan su futuro a partir de una sentencia proferida por un juez especializado en Restitución de Tierras, que les devolvió la tierra que un día perdieron en manos de grupos armados al margen de la ley.
Así lo cuenta doña Carmenza Ascanio Ascanio, beneficiaria de la Unidad de Restitución de Tierras (URT). Ella, una de doce hermanos, relató que en el año 2002, los paramilitares los amenazaron para que salieran de su finca, forzándolos a trasladarse al casco urbano de Ocaña, donde permanecieron 22 años, con la fe de volver algún día.
Tras la sentencia, el área de Proyectos Productivos de la entidad ha venido ejerciendo labores de acompañamiento y asistencia técnica, con la entrega de 100 gallinas ponedoras, que se han convertido en el motor económico de la familia, pues cada semana logra vender entre 650 y 700 huevos que comercializan en veredas cercanas y en mercados locales del corregimiento y de Ocaña.
Una de las particularidades que los hermanos encontraron para el fortalecimiento de su proyecto, fue buscar en internet cómo generar acciones amigables con el medio ambiente, sobre todo para la fabricación de los ponederos de huevos. Así idearon la manera de reutilizar pimpinas de gasolina, las cuales lavaron y adecuaron para que cada gallina estuviera cómoda para empollar los huevos.
De esta forma evitan el uso de plástico, maderas y otros materiales que implican una actividad no sostenible e incluso contaminante, los cuales fueron reemplazados por ponederos reutilizables.
Las 100 gallinas que tiene la familia Ascanio Ascanio hacen parte de la asistencia técnica que el área de Proyectos Productivos le entregó como línea secundaria para la producción avícola. Esto mientras la URT avanza en la entrega de la línea principal del proyecto, que es agropecuaria, lo que se hará realidad en los próximos días, con la entrega de cinco vacas y un toro reproductor. Se conformará así una despensa agrícola y alimentaria para la familia y la localidad.
“La restitución de tierras nos ha unido mucho más como familia, porque entre todos estamos muy pendientes de las gallinas, las cuidamos y velamos por que tengan unos huevos de excelente calidad. Esto lo hemos logrado con ayudas técnicas, como los ponederos reutilizables que tenemos para ser más amigables con el medio ambiente. Pero al final de cuentas, todo esto es por la sentencia que nos permitió volver a nuestra tierra”, dijo doña Carmenza.
En Norte de Santander, los jueces especializados en Restitución de Tierras han proferido 401 sentencias, que han beneficiado a 1.420 personas que conforman 320 familias. De esta cifra, 755 mujeres -como Carmenza Ascanio Ascanio- han sido artífices y pioneras de proyectos productivos que han fortalecido a la potencia agroalimentaria y mundial de la vida.
Esta familia seguirá apuntando al cuidado de nuestros ecosistemas a través de la justicia social y de la transición hacia una economía de la vida, reconciliada con la naturaleza.
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