Más allá de los festejos, este
día debe servir de exhortación vibrante a la sociedad para reflexionar y actuar
a fondo en el necesario propósito de continuar cerrando las brechas que
distancian a las mujeres del desarrollo pleno de sus derechos.
El pasado viernes, con alegría, pero
especialmente con sumo compromiso, festejamos el Día Internacional de la Mujer,
una fecha que fue proclamada por la Asamblea de la Organización de Naciones
Unidas en 1977, aunque ya se venía conmemorando desde tiempo atrás en homenaje
a los movimientos de mujeres que, durante el siglo XX, lucharon por el
reconocimiento de sus derechos a la igualdad, a condiciones laborales justas,
al ejercicio político, etc., en Europa y Estados Unidos.
Más allá de los festejos, este
día debe servir de exhortación vibrante a la sociedad para reflexionar y actuar
a fondo en el necesario propósito de continuar cerrando las brechas que
distancian a las mujeres del desarrollo pleno de sus derechos.
Es sumamente preocupante y,
simultáneamente, retador el Informe Global sobre la Brecha de Género 2023, del
Foro Económico Mundial, que alertó sobre el retroceso, a partir de la pandemia,
en cuanto a la participación y las oportunidades económicas. Según el estudio,
tomaría un periodo de 131 años alcanzar la paridad laboral. Con estadísticas de
la red social de trabajo Likedin, se estableció, entre otros datos, que la
constante agitación en el mercado laboral ha terminado afectando en mayor
proporción a las mujeres en el entorno laboral, específicamente en la ubicación
en posiciones directivas.
El descenso es muy alto desde
el nivel básico, donde ocupan casi el 50 % de puestos, hasta la dirección
ejecutiva, con apenas el 25 %. Además, en los cargos afines con la ciencia, la
tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM), desciende hasta el 12 %.
En cuanto a Colombia, el
Informe sobre igualdad de género (2023) de la Organización para la Cooperación
y el Desarrollo Económico (OCDE), ratifica que la segregación por género en el
mercado laboral es persistente, y se observa tanto en actividades en las que
las mujeres parecen estar sobrerrepresentadas como en términos de posición
ocupacional y falta de acceso a puestos directivos, lo que se refleja en la
distribución por género de los patrones de ingresos que muestran que, en
Colombia, las mujeres que trabajan a tiempo completo tienen alrededor de 1,3
veces más probabilidades que los hombres de ganar menos de dos tercios del
salario.
Sumémonos activamente al apalancamiento de las oportunidades de las mujeres en todos los campos y al impulso de una política de Estado eficaz en este sentido. Indudablemente, aparte del reconocimiento pleno de sus derechos, el cierre de las brechas de género impactará en el desarrollo sostenible y el crecimiento económico de toda la sociedad.
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