Está definido que el uso prolongado de estos aparatos puede producir adicción, inseguridad, impulsividad, falta de relacionamiento interpersonal, etc., incluso, ha sido acuñado el término “nomofobia” para definir el miedo a estar desconectado de algún dispositivo móvil con internet. Otro efecto es que muchos niños no lean o se interesen poco por el deporte o el ejercicio.
El caso de la docente en Bogotá que denunció haber sido agredida por una estudiante molesta al recibir la orden de no usar el teléfono móvil en clase deja mucho que pensar sobre la dependencia y el abuso de las generaciones actuales a las pantallas y, en general, a las herramientas tecnológicas.
Ya es común que en los hogares los niños permanezcan sentados varias horas frente a un computador, celular, etc., en actividades que van desde sus compromisos escolares hasta el juego y la interacción con sus amigos, en los horarios de las comidas y el descanso, limitando el diálogo familiar y el reposo necesario.
Está definido que el uso prolongado de estos aparatos puede producir adicción, inseguridad, impulsividad, falta de relacionamiento interpersonal, etc., incluso, ha sido acuñado el término “nomofobia” para definir el miedo a estar desconectado de algún dispositivo móvil con internet. Otro efecto es que muchos niños no lean o se interesen poco por el deporte o el ejercicio.
El Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2023, de la Unesco, focaliza esta situación y destaca las ventajas de la tecnología, pero también nos alerta sobre sus efectos nocivos. Entre sus conclusiones está que, al tiempo que la tecnología amplía el acceso y ayuda a universalizar la educación, pero también genera exclusión. Con la tecnología digital es posible llegar a poblaciones excluidas de la educación y se aumentó el acceso a recursos de enseñanza y aprendizaje, pero el acceso es muy desigual.
En el informe se sugiere centrar los análisis de sus efectos en la educación en los resultados del aprendizaje, no en el aporte tecnológico, indicando, por ejemplo, que, en 14 países, se ha concluido que solo estar cerca de un dispositivo móvil distrae a los estudiantes y tiene un efecto negativo en el aprendizaje. Sin embargo, menos de una cuarta parte ha prohibido el uso de teléfonos inteligentes en las escuelas. Es decir, que puede tener un efecto perjudicial si se utiliza de manera inapropiada o en exceso.
En Colombia existen más de 65,7 millones de celulares activos; evidentemente, es un instrumento de uso masivo y permanente. Conviene reflexionar si estamos utilizando adecuadamente esta y otras herramientas de la tecnología o si estamos caminando, como sociedad, hacia un futuro adictivo, con dependencias patológicas a los celulares, a los videojuegos, a la comida chatarra, a la soledad, etc. Se hace necesario buscar un balance, como la mejor manera de mantener la salud mental de nuestros jóvenes.
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