La confianza facilita que los estudiantes crean nuevamente en su potencial, y permite darles raíces y alas: las primeras, para preparar desde la niñez en comprensión lectora y matemáticas, con conexión con la historia y la condición humana; y las segundas, para que dominen tanto lenguajes de la comunicación como nuevas tecnologías, pero aportándoles las competencias y las habilidades para comprender el mundo complejo en que viven.
Los tres años de pandemia representaron para la humanidad una vivencia compleja, agotadora y dolorosa y, al mismo tiempo, nos dejaron aprendizajes invaluables. Con aciertos y errores, el sector de la educación entró en un proceso disruptivo e innovador para lograr nuevas y novedosas dinámicas y roles que permitieran garantizar la continuidad de los procesos formativos, de investigación científica y de extensión.
Los pormenores de esta experiencia los analiza de manera espléndida el académico y exministro de Educación de Francia, Jean-Michel Blanquer, en su libro Escuela abierta, con la edición en español producida por el sello editorial de la Universidad Simón Bolívar, gracias a la traducción del doctor Nelson Vallejo, y cuya presentación ante la academia europea presidí en la Casa de América Latina, en París, con la presencia calificada de embajadores de América Latina, funcionarios del sector educativo e intelectuales.
La experiencia académica del sector educativo de Francia durante la pandemia estuvo orientada por la premisa de mantener las instituciones educativas abiertas, cumpliendo su importante misión. A través de esta obra, el mundo iberoamericano podrá conocerla al detalle.
Un fragmento de la obra, que define el pensamiento del exministro Blanquer, indica: “Un adagio africano dice que ‘se necesita todo un pueblo para educar a un niño’, ¡es muy cierto! En mayo de 2017, al ser nombrado ministro de Educación Nacional, resumí el sentido de ese adagio en una expresión que, todavía hoy, es el hilo de Ariadna de mi acción política: Escuela de Confianza. Eso quiere decir que el círculo virtuoso de la educación es la confianza. Confianza de la sociedad en su Escuela, confianza de los padres de familia en la institución, confianza de los maestros en sus alumnos y viceversa, en fin, confianza de los alumnos en ellos mismos; pues la confianza de cada alumno en sí mismo es el resultado de la confianza que se le da y que él mismo tiene en la institución y en la sociedad”.
La confianza facilita que los estudiantes crean nuevamente en su potencial, y permite darles raíces y alas: las primeras, para preparar desde la niñez en comprensión lectora y matemáticas, con conexión con la historia y la condición humana; y las segundas, para que dominen tanto lenguajes de la comunicación como nuevas tecnologías, pero aportándoles las competencias y las habilidades para comprender el mundo complejo en que viven.
Los invito a leer la obra completa a través del repositorio de la Universidad Simón Bolívar, dispuesta al alcance de todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario