Es irracional que la inseguridad nos siegue la vida, nos obligue a andar con temor por la calle e, incluso, en nuestras casas, trunque las oportunidades de los jóvenes y atropelle inclementemente a la comunidad.
Cuán doloroso e ilógico es que un joven soñador, de apenas 21 años, de comportamiento intachable y con grandes aspiraciones profesionales y personales, resultara asesinado en medio de un atraco mientras visitaba un almacén, como le sucedió hace pocos días a Héctor Miguel Rodríguez Mendoza, estudiante del Programa de Enfermería de la Universidad Simón Bolívar, destacado académicamente y en el campo deportivo.
Los medios de comunicación han reportado múltiples casos similares como el reciente asesinato de un comerciante en el barrio Carlos Meisel, cuando era intimidado por asaltantes; el mes pasado, otra persona resultó herida al oponerse a un atraco, en el barrio Lucero, entre otros, que se suman a la alta recurrencia de robos callejeros, atracos comerciales y otras actividades delictivas.
Es irracional que la inseguridad nos siegue la vida, nos obligue a andar con temor por la calle e, incluso, en nuestras casas, trunque las oportunidades de los jóvenes y atropelle inclementemente a la comunidad.
De hecho, la Encuesta de Percepción Ciudadana de 2022, de Barranquilla Cómo Vamos, publicada en marzo pasado, arrojó que apenas el 45 % de los consultados se siente seguro en la ciudad y que un 68 % estima que los atracos callejeros fueron el problema más grave registrado en sus barrios durante el año anterior. Las estadísticas oficiales evidencian esta compleja realidad: entre 2022 y marzo de 2023 se presentaron 11 masacres en la capital atlanticense, con un saldo de 39 personas muertas; en cuanto a homicidios, entre enero y marzo de este año se han registrado 86, unas cifras preocupantes. Otros datos inquietantes corresponden al aumento de los atracos a mano armada en un 41 % y un 150 % las extorsiones durante el año anterior.
Este escenario ha llevado al alcalde distrital, Jaime Pumarejo, a pronunciarse en distintas ocasiones, exigiendo resultados policiales y pidiendo apoyo del Gobierno Nacional, con cuyos representantes se han trazado, recientemente, nuevos planes contra la criminalidad.
Como habitantes de esta querida y acogedora ciudad esperamos que las estrategias y las acciones que implementan las autoridades locales y nacionales rindan sus frutos y que nunca más se repitan casos como el del joven Héctor Miguel o de los ciudadanos que han perdido la vida o sufrido lesiones en circunstancias tan deleznables, producto de la inseguridad. Unámonos y luchemos para que nuestra ciudad siga siendo esa ‘Puerta de oro’ pletórica de oportunidades, solidaria y festiva y, sobre todo, tranquila, segura y pacífica.
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