Si la sociedad colombiana desea avanzar en la convivencia pacífica y la paz total se hace necesario el abordaje y la prevención, desde la niñez, de las conductas plagadas de antivalores como el fanatismo, el radicalismo y el dogmatismo, a través de la promoción del respeto, la tolerancia y la sana discusión argumentada para lograr consensos y acuerdos.
El caso de una menor de ocho años que desapareció de su vivienda, en Bogotá, encendió las alarmas tras ser relacionado con el 48 hours challenge, reto viral en Tik Tok, que motiva a los jóvenes a escabullirse de sus hogares durante 48 horas para lograr la máxima atención al ser buscados. La popularización de estos desafíos demuestra el profundo fanatismo que suscitan los contenidos retadores en redes sociales, sin límites ni reparos en los riesgos para la salud física y mental de quienes los ponen en práctica.
El fanatismo tiene raíces profundas en la historia de la humanidad y ha sido motivador de enfrentamientos y destrucción. En el plano político, a través del radicalismo se ha llevado al desencuentro y las guerras entre los pueblos, desde la edad antigua pasando por el medioevo hasta la actualidad. Ejemplos recientes son las guerras de Vietnam, Corea y Rusia-Ucrania.
En el campo de la religión, el dogmatismo extremo ha promovido comportamientos agresivos e injustos, a partir de diferencias e intolerancia en la concepción de la fe. El fanatismo, definido como apasionamiento y tenacidad desmedida en la defensa de creencias u opiniones, concede cualidades de perfección total y de infalibilidad a líderes u organizaciones, conduce a ocultar la realidad y, en ocasiones, termina empujando hacia la agresión, la violencia y la injusticia.
Incluso, en una actividad lúdica e indemne como el deporte suelen presentarse expresiones negativas de fanatismo, por ejemplo, los desmanes de barras bravas de equipos de fútbol: es el caso de las del Atlético Nacional, que se enfrentaron a la fuerza pública en el estadio Atanasio Girardot, en Medellín, el pasado 16 de abril. Así mismo, en Santa Marta, el técnico del Unión Magdalena recibió amenazas por los malos resultados deportivos del equipo, a través de pancartas, grafitis y un muñeco colgado en un puente.
En ‘Fanatismo’, documento de la Comisión de la Verdad, el jurista Rodrigo Uprimny señala que un fanático se define “no solo por aquello que idolatra y está dispuesto a defender, sin importar el costo, sino también por lo que odia y desprecia y está dispuesto a combatir, igualmente sin importar el costo”.
Si la sociedad colombiana desea avanzar en la convivencia pacífica y la paz total se hace necesario el abordaje y la prevención, desde la niñez, de las conductas plagadas de antivalores como el fanatismo, el radicalismo y el dogmatismo, a través de la promoción del respeto, la tolerancia y la sana discusión argumentada para lograr consensos y acuerdos.
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