La huella ambiental de la fabricación y uso de la tecnología es preocupante. Hasta el 2019, el 4% de las emisiones globales son causa de un fenómeno bautizado como «polución digital», según cifras de The Shift Project (TSP), organización francesa dedicada a combatir el cambio climático y la dependencia de combustibles fósiles. Y si el panorama sigue igual, se proyecta a 2030 un aumento de hasta el 40% del total de CO2 en la atmósfera.
El gran desafío ha sido crear conciencia de que cada actividad que hacemos con nuestros dispositivos, navegando en internet, compartiendo información o almacenando datos, genera un impacto individual que, sumado, se convierte en un gran agente contaminante.
«Contribuir con la conservación del medio ambiente no se trata de anular el uso de la tecnología», señala Aya Xiao, gerente de Hikvision en Colombia. «La tecnología hace parte indispensable de nuestras vidas. No obstante, ayudar a la reducción de la “polución digital” sí es posible desde la preferencia, tanto de fabricantes como usuarios, por productos más duraderos que optimicen el uso de la energía sin ir en detrimento de la calidad».
Aunque existen soluciones inmediatas que pueden ayudar a reducir estas cifras, tales como mermar el uso de nuestros dispositivos y optimizar nuestra actividad en internet, hay escenarios como el de los sistemas de seguridad, donde participan compañías como Hikvision, en el que los dispositivos y las conexiones funcionan 24/7. ¿Cómo se maneja una tecnología verde en estos casos?
Tecnología con eficiencia energética
En Colombia hay compañías que trabajan para ser agentes de cambio en este tema. Hikvision es una de ellas. Su operación se alinea al ejemplo mencionado, pues sus cámaras y dispositivos de seguridad inteligente no solo están encendidos y conectados la mayor cantidad de tiempo, sino que requieren altas capacidades de almacenamiento.
Teniendo esto en cuenta, la firma ha logrado diseñar productos tanto funcionales como energéticamente eficientes. Un ejemplo son sus eDVR, una serie de dispositivos para los circuitos de cámaras de seguridad, cuya función es grabar imágenes digitalizadas que se almacenan en su propia memoria. Se diferencian de los DVR tradicionales (Digital Video Recorder) porque ahorran el consumo energético hasta en un 45%, casi el equivalente a toda la energía absorbida por un árbol maduro en un año.
Este ahorro es posible gracias a que sus eDVR son más duraderos en aras de reducir los recambios y desechos tecnológicos, no tienen partes móviles incorporadas y cuentan con un almacenamiento eficiente gracias a un«tecnología de control de tasa de bits adaptable a la escena», que optimiza automáticamente la codificación de secuencias de video y mejora la eficiencia de codificación en un 25%.
Con todo y ahorro, tienen un diseño compacto «sin tornillos» que permite su instalación sin herramientas y sin los requisitos de montaje horizontal tradicionales de los discos duros convencionales. Son fáciles de configurar, además. Y como foco, cuentan con detección de movimiento inteligente 2.0, que distingue entre seres humanos y vehículos, y facilita la ubicación de secuencias de video rápidamente para su uso.
El ahorro energético se traduce en ahorro para el usuario
Que los dispositivos tecnológicos sean energéticamente eficientes hace que muchas más personas puedan acceder a tecnología de punta. La sostenibilidad es una ventaja tanto para grandes industrias como para las Pymes, especialmente en un momento donde los emprendimientos han alcanzado unas cifras muy positivas en el país.
Según datos de la ONU, las Pymes representan a nivel mundial el 90% de las empresas, y aportan entre el 60% y el 70% del empleo, así como el 50% del PIB. Un ahorro energético significa la optimización del capital de una pequeña o mediana empresa, y si esta va de la mano con tecnología de punta, solo implica avanzar hacia el futuro.
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