AID FOR AIDS llegó al Tapón del Darién para evidenciar la situación de los migrantes en uno de los pasos fronterizos más peligrosos del mundo

Como muestra del compromiso con la respuesta latinoamericana a la crisis migratoria que enfrenta la región y que se extiende a los EE.UU., impactando especialmente a la ciudad de Nueva York, AID FOR AIDS realizó una visita a los puntos de recepción migratoria Lajas Blancas y San Vicente, Darién, en Panamá.

Durante esta visita tuvieron la oportunidad de recolectar algunos testimonios de personas migrantes y refugiadas que apenas lograban salir del tránsito terrestre más peligro del mundo: el Tapón del Darién, en donde tan solo en una semana el flujo migratorio pasó de 800 a 2000 migrantes por día, la mayoría de ellos venezolanos, pero también sobresalen dominicanos, haitianos, ecuatorianos, incluyendo africanos y asiáticos.

Esta visita se realizó con el firme propósito de unir esfuerzos entre todos los actores con voluntad de apoyar al gobierno panameño en tan relevante desafío, entre los que destacan las agencias de cooperación internacional, entes gubernamentales, y organizaciones de la sociedad civil, de base comunitaria y basadas en la fe; todo ello, con el único objetivo de trabajar en pro de la población migrante y refugiada, y población local en situación de vulnerabilidad, haciendo énfasis en las personas en situación de mayor riesgo social, incluyendo a las personas con VIH, siguiendo el lema de AID FOR AIDS “Salvar vidas, una a una”.

Entre los diversos y muy lamentables testimonios que recolectaron entre el 21 y el 22 de septiembre de 2022 se encuentra el de una madre venezolana que fue víctima de violencia sexual en la selva, y que presenció el asesinato de su hijo menor de cinco años, porque, supuestamente, no paraba de llorar. Otro caso impactante fue el de un joven venezolano de apenas 22 años que se acercó al equipo de AID FOR AIDS preguntando sobre las posibilidades de ser ayudado para rescatar a su padrastro, quien se quedó atascado en la selva como consecuencia del profundo cansancio de atravesar tan peligroso camino. Al cabo de un par de minutos, mientras este joven contaba su historia, un grupo de migrantes llegó al punto de recepción para notificarle al joven el fallecimiento de su familiar en un ambiente bullicioso, poco salubre y confidencial, sin las herramientas necesarias para hacer contención emocional, y de manera poco empática.

El equipo recibió también la lamentable noticia del fallecimiento en la selva de al menos 18 migrantes, miembros de una misma familia, quienes fueron secuestrados para ser robados, violados y luego asesinados. Entre los sobrevivientes de este hecho, está un hombre mayor de 40 años, quien sobrevivió a un disparo en el ojo (saliendo la bala por una mejilla) y quien pudo salir con vida porque fingió su muerte y esperó sobre un grupo de más de 30 cadáveres mientras se marchaban los victimarios. De acuerdo con los diversos testimonios, el hijo de este señor fue asesinado, y con esta herida en la cara tomó a su hijo muerto en hombros hasta lograr salir de la selva para recibir ayuda.

Por otro lado, recibieron también el testimonio de un hombre venezolano mayor de 30 años quien provenía con su esposa e hijo desde Ecuador. Este hombre les contó que pasó dos días en la selva sin comer y que no se explica cómo sobrevivió; en sus propias palabras dijo: “solo Dios sabe cómo salí de allí”.

Durante el recorrido, el equipo de AID FOR AIDS también tuvo la oportunidad de hablar con un ciudadano nigeriano y otro angoleño quienes habían iniciado recorrido desde Brasil. Entre tanto, fue noticia la aprehensión de un grupo de ciudadanos panameños, pertenecientes a la comunidad indígena Emberá, quienes se dedicaban a cometer actos de violencia sexual en la selva contra migrantes y refugiados, siendo las mujeres y niñas las más afectadas.

Como resultado de la visita, AID FOR AIDS reconoció el esfuerzo de las autoridades panameñas en la pronta respuesta a la crisis, tantos de los entes migratorios como de salud y protección social, pero también resaltó la necesidad de apoyar con actividades de contención psicosocial a todo el talento humano que trabaja en los puntos de recepción, quienes también están expuestos a los efectos que están asociados a un movimiento migratorio de tal magnitud.