Los expertos señalan que el confinamiento puede ser un momento para mejorar la comunicación como familia, pues esto es fundamental para el desarrollo de la adaptación al nuevo escenario que se está experimentando.
Estar confinados en nuestras casas para protegernos de un virus es algo que nunca habíamos experimentado ni para lo cual estábamos preparados.
A excepción de las personas privadas de la libertad y de algunos enfermos, quienes tienen restricciones para salir al espacio público, pocos reconocemos que el confinamiento traerá cambios, incluso, para nuestra salud mental.
Según el Ph.D. en Bioquímica Médica, Carlos Corredor Pereira, vicerrector de la Universidad Simón Bolívar, sede Cúcuta, en este momento la investigación en el mundo se ha concentrado fundamentalmente en los aspectos de la anatomía, bioquímica y fisiopatología del SARS-CoV-2 que produce la enfermedad COVID-19, así como en los mecanismos para prevenir y para lograr la detección y tratamiento temprano de la infección por el virus.
Ya se vislumbra la posibilidad de tener una vacuna en etapa experimental en humanos. En un poco menos de mes y medio se han desarrollado pruebas rápidas que permiten saber si un individuo ha sido infectado por el virus; todo ello es trabajo de laboratorio.
En cambio, los efectos del confinamiento, que es una de las mejores estrategias para impedir la difusión del virus, no ha sido un campo suficientemente estudiado.
En este artículo, tres profesores del programa de Psicología de la Universidad Simón Bolívar, miembros del Colegio Colombiano de Psicólogos, capítulo Norte de Santander, exploraron los posibles efectos del confinamiento en los individuos y explicaron cómo manejarían la situación, transformando sus rutinas y adecuándolas al hogar.
El confinamiento en casa
¿Ha sentido miedo, tristeza o ansiedad? Estos estados de ánimo podrían incrementarse por el confinamiento cuando a veces nos lamentamos de lo que pudimos hacer y no hicimos, o permitimos que nos invada el temor.
Debemos enfrentar con entereza esta situación, aunque en algunos sea mayor la sensación de incertidumbre por factores como el desempleo, la informalidad o la pobreza.
Controlar esos sentimientos implica generar estrategias para enfrentar la realidad, de lo contrario, no se tendrá reposo, agudizándose la angustia y poniéndose en riesgo la salud mental. (Ver tabla de recomendaciones)
Para la sicóloga e investigadora de la Unisimón, María Judith Bautista Sandoval, el tiempo que transcurrió entre cuando se conoció la forma como se había aislado la ciudad de Wuhan (China) para impedir el esparcimiento del virus y la llegada del primer caso de la COVID-19 a Colombia pudo utilizarse para prepararnos, no solo abasteciéndonos de víveres, sino readecuando el hogar, que ahora es el sitio donde se desarrollan todas las actividades diarias.
“Dejamos avanzar el tiempo y no nos preparamos para hacer una transformación de las dinámicas que acostumbrábamos. El estar preparados nos genera un proceso de disposición cognitivo. Una especie de colchón para cuando dieran inicio al confinamiento y muchos no lo hicimos”, explicó la investigadora.
“El vivir confinado tiene dos miradas desde los factores sicosociales: las personas que tienen unas condiciones básicas o dignas y otras, que son una mayoría, quienes no cuentan con un trabajo estable que garantice unas condiciones mínimas de subsistencia, lo que causa que se agudicen las manifestaciones de ira, angustia o zozobra en los ciudadanos”, destacó.
El aislamiento obligatorio ha alterado las dinámicas familiares conllevando a que todos realicen sus actividades en un mismo espacio y tiempo. Esto ha incrementado las dificultades en las relaciones familiares como lo registran las recientes cifras de violencia intrafamiliar.
Ante esta situación, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hizo un llamado a los gobiernos del mundo para que se prevenga la violencia, que especialmente afecta a niños y mujeres.
La convivencia provocaría problemas sicológicos en razón a que vamos a estar recluidos en familia. Normalmente padre y madre se encuentran por fuera de la casa hasta la hora de volver del trabajo. Los niños vuelven a sus hogares después del colegio. Las familias compartían antes de salir a sus actividades diarias y se reencontraban en las noches. Ahora, la familia permanece junta todo el día y se aumenta el conflicto.
La profesional explicó que para desarrollar las actividades desde casa, definitivamente se requiere de una disposición de tiempo y organización, donde la comunicación como familia es fundamental para el desarrollo de la adaptación. Pero también debe haber un acondicionamiento desde lo económico y lo físico.
¿Qué experimentamos?
El estar apartados socialmente y encerrados en un espacio físico puede hacernos percibir diferentes sensaciones. Los sicólogos coinciden en que dependiendo de cada persona puede que nos sintamos deprimidos, irritables, ansiosos o estresados; podemos sentir angustia y cansancio, incluso, aunque no se esté realizando ninguna actividad. La clave es estar preparados para sobrellevar esta nueva realidad.
Leer información negativa de esta pandemia puede influir en nuestros estados de ánimo, como también lo es no ejercitarse, aislarse de la familia, exagerar en el uso de dispositivos electrónicos o desatender la comunicación en el hogar, lo que desencadenaría estados de ánimo negativos.
El investigador y director de la maestría en Psicología de la Unisimón, Manuel Riaño-Garzón, afirma que todos vamos a tener respuestas emocionales ante este confinamiento, pero no en todo individuo se va a desarrollar un trastorno sicológico. “Es posible que se dé en quienes ya tengan patologías de base”.
Confinados podemos experimentar el cambio de rutinas, ya que siempre están reguladas por la sociedad. Es decir, en nuestra cotidianidad estamos dispuestos a atender a nuestras familias, amigos o citas de trabajo en determinados lugares y horarios, y de alguna manera todo se sincroniza.
Pero ahora, con el confinamiento, el individuo es autónomo y si no contextualiza ni organiza una agenda para cada uno de sus roles, “muy seguramente perderá el control”.
“Es muy importante organizar las rutinas, así se esté en la casa. Se debe tener un horario para empezar el día: por ejemplo, arreglarse todas las mañanas para atender su rol de trabajo y luego tomarse un descanso. Cuando finalice sus obligaciones laborales debería prepararse para atender las funciones dentro de la familia, o con los compañeros de estudio o amigos”, dijo Riaño.
Llevar una rutina cada día permitirá que cumplamos con nuestras actividades como siempre lo veníamos haciendo y esto nos facilitará concluir con los deberes de manera exitosa, dándonos una sensación de satisfacción, disminuyendo la posibilidad de sentir emociones negativas como la ansiedad, irritabilidad, estrés y demás que se puedan desarrollar por incumplimiento a sus deberes.
¿Cómo se afronta la crisis desde casa?
De acuerdo con sus colegas, el sicólogo e investigador de la Universidad Simón Bolívar, Frank Orduz, opina que afrontar el confinamiento depende de la situación de cada familia, convivencia o red de apoyo sicológico.
“Deberíamos tener en cuenta al individuo con problemas de consumo de drogas o con trastornos mentales, o a quien padece alguna situación especial. Por consiguiente, entender de manera particular cada caso nos permitirá a los sicólogos brindar la ayuda necesaria”, planteó.
Para el investigador de la Unisimón, es un hecho que algunos han encontrado en este confinamiento una oportunidad para reinventarse en la vida, en lo profesional, en lo laboral, en lo económico y en lo socioafectivo.
Algunas personas hoy disfrutan de compartir más con sus familias gracias al confinamiento, pues les es positivo. Sin embargo, los profesionales en el tema no dudan en aconsejar que, para sobrellevar esta nueva realidad, bien sea positiva o negativa, se requiere de preparación y organización en sus roles.
“Podría decirse que el confinamiento nos va a afectar de cualquier forma, bien sea positiva o negativamente, pero lo importante es que nos apoyemos unos a otros en este proceso de adaptación a una nueva realidad”, concluyó Orduz.
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