Las recientes
cifras del PIB reveladas por el Dane en las que el crecimiento de Norte de
Santander fue mayor al del país en el 2016, son para Carlos Luna, presidente
ejecutivo de la Cámara de Comercio de Cúcuta (CCC), un argumento más para
pensar que lo peor de la crisis originada por el cierre de frontera ya pasó y
para confirmar que los empresarios sí están haciendo esfuerzos para desarrollar
mercado hacia Colombia.
Luna se muestra positivo
frente a estos resultados y asegura que en vez de pedirle recursos y políticas
al Gobierno Nacional, su entidad está liderando
proyectos diseñados y pensados para la región que, a su juicio, tienen todo el
potencial para empezar a generar empleo y cambiar la vocación tradicional del
departamento. En diálogo con La Opinión, explicó en qué consisten estos
proyectos y habló de los cambios que tendrá la zona franca.
¿El informe del Dane
demuestra que el crecimiento de Norte de Santander fue positivo e incluso mayor
al del país. Si esto es así, ¿por qué la gente se está quejando tanto de la
situación económica de la ciudad?
Los resultados
muestran una recuperación con respecto al 2015, cuando se dio el cierre de la
frontera. En el 2016 se pudieron reestablecer las exportaciones por el puente
internacional y los exportadores de carbón también pudieron recuperar sus
envíos hacia los clientes en el exterior por Colombia. Este resultado es una
muestra de que nos estamos recuperando, de que lo peor ya pasó. Lo que esto
demuestra es que en el 2016 estamos mucho mejor que en el 2015.
¿Según la reciente encuesta
de Pulso País, la gente siente que las cosas en la ciudad no van por buen
camino, ¿cuál es la visión de la Cámara de Comercio como entidad que lidera el
sector empresarial?
No hay que negar
que tenemos una afectación que traemos desde el cierre de la frontera. Ya vamos
a completar dos años con una frontera en unas condiciones absolutamente
diferentes a lo que históricamente conocimos. Pero lo importante es que la
ciudad sí está pensando en una respuesta diferente a depender únicamente de
Venezuela y hay sectores que están haciendo grandes esfuerzos: calzado, cuero,
manufacturas, que entienden que es en el mercado nacional e internacional donde
pueden generar la sostenibilidad de sus negocios. También hay un tema muy fuerte
que es el de clúster de tecnología que viene creciendo, en el que estamos
trabajando con empresarios de software, hardware, desarrolladores,
programadores, quienes están planteando propuestas no solo para su sector sino
para diversos sectores de la economía.
¿Sí hay entonces un evidente
esfuerzo de las empresas por desarrollar mercado hacia Colombia…
Creemos que es
clave enviar un mensaje de positivismo, de recuperación de la ciudad en medio
de las dificultades. Todos estamos haciendo grandes esfuerzos para apostarle a
salir de esta crisis, pero más allá de la dependencia de las políticas o los
recursos que pueda dar el Gobierno Nacional, para generar iniciativas y
resultados desde la región, consecuentes con las posibilidades que tienen
sectores de referencia, como manufacturas, arcillas, construcción, sectores que
muestran que Cúcuta está creciendo y que sí tiene una dinámica propia como
ciudad, lo que nos permite decir que lo peor para la ciudad ya pasó.
Hablemos del proyecto
‘Cúcuta ciudad maquila’ que viene impulsando la Cámara de Comercio...
Haciendo un
análisis muy juicioso de los indicadores que históricamente hemos tenido de
desempleo y de informalidad pudimos identificar unos sectores que han
funcionado en los últimos años, como son el calzado, el cuero y las
manufacturas, especialmente el tema de bluyines y en el tema del cuero y el
calzado, en el que hemos sido un referente en las últimas ferias que se han
realizado. Hemos podido identificar que esto obedece a un tema de calidad, pero
también de competitividad en precios y es porque parte de esos procesos los
hacen en talleres informales, en famiempresas o talleres satélites.
¿La idea entonces es buscar
formalizarlos?
Lo que queremos
es visibilizar esa capacidad instalada y mejorar las condiciones de
productividad de los talleres informales que hacen parte de ese encadenamiento
y poder tener una estandarización y capacitación de esos procesos de producción
para que seamos visibilizados como una ciudad que maquila para grandes marcas
nacionales de cuero y textiles. El término ‘maquila’ a muchos no les gusta,
pero no está relacionado con un tema de explotación laboral ni mucho menos,
sino con un tema de una realidad comercial que es la maquila de partes de
productos o su totalidad en talleres que ya existen pero que queremos
formalizar.
¿Qué tanta inversión
requiere este proyecto?
No se necesitan
muchos recursos, de lo que se trata es de mejorar, visibilizar y poder
determinar qué tenemos y qué podemos producir aquí para actores nacionales.
Según cifras de Inexmoda, en el país hay un déficit de mano de obra de más de
150 mil personas que se necesitan para desarrollar actividades en el sector de
las manufacturas y en Cúcuta podemos generar esa solución de forma exponencial,
que a la vez sirva como un plan de choque para el empleo.
¿Cómo sería el proceso de
formalización y de capacitación de estas fábricas o talleres?
Ya hicimos una
primera parte en acompañamiento con la Alcaldía y la Gobernación, venimos
trabajando con Corpoincal, Corpomoda y Acicam y pudimos hacer una
caracterización de 2.520 talleres, la mayoría de estos están en la
informalidad, y se determinó su capacidad de producción, la cantidad de
personas que utilizan en temporada baja, en temporada alta, en qué prendas
están especializados. Hay un estudio a profundidad muy bueno y ya lo
presentamos al Ministerio de Comercio, quien nos aprobó una primera etapa para
iniciar esa capacitación y acompañamiento a través de un convenio con Inexmoda.
El objetivo es mejorar la productividad de cada uno de los procesos que hacen
estas empresas.
¿Cuál sería el impacto en
empleos?
En temporada
alta se generarían 15.275 empleos formales y en baja, 9.210. Con esto se
lograría una disminución de entre 2 y 4 puntos porcentuales de desempleo y lo
mismo sucedería con la informalidad (ver gráfico). Realmente aquí no estamos
pidiendo al Gobierno que nos regale cosas, ni que venga a invertir, este es un
proyecto nuestro, de la región, que va a potenciar el conocimiento y la mano de
obra que existe.
¿Qué otro proyecto
estratégico está liderando la Cámara?
Estamos
apostándole a un proyecto en el tema agroindustrial que venimos trabajando con
la diócesis de Tibú, con la alcaldía de Tibú; es un proyecto de sábila orgánica
que queremos desarrollar con más de 600 campesinos que están en el territorio.
La idea es que se inicie un modelo de negocio similar al que se desarrolló con
la palma, que la gente pueda generar la confianza del proyecto basado en que es
el punto inicial de un encadenamiento productivo que va a ser la instalación de
una planta para transformar la sábila. Dicha planta ya está en la zona franca
de Cúcuta y allí se va a hacer la transformación del gel y de otros elementos
que sirven para la medicina, los alimentos y los cosméticos. Este proyecto
tiene mucho potencial si se tiene en cuenta que la mayor parte de la sábila del
país se importa. La sábila orgánica es la materia prima del futuro y creemos
que esta puede ser una respuesta del sector empresarial a un tema de
sustitución de cultivos ilegales o improductivos en la zona del Catatumbo.
La Cámara cuenta con un
observatorio económico, ¿qué proyectos viene desarrollando desde esta área?
Desde el
Observatorio Económico estamos trabajando en el desarrollo de un indicador, el
IMAE (Indicador de Medición de la Actividad Económica), un indicador que en
tiempo real genera información para que los empresarios puedan tomar
decisiones. Lo interesante es que son indicadores de consumo de la ciudad,
locales, que permiten tener información muy oportuna y a tiempo. Queremos tener
un indicador que nos permita tener información verificable para poder
determinar cómo está funcionando y avanzando la ciudad. Esto va a servir tanto
como para el desarrollo de políticas, como para la empresa privada. Además,
queremos convertir el Observatorio Económico en una unidad de estudio de
mercado y de focus group para permitir conocer tendencias de la demanda del
mercado en la región.
¿Qué avances hay en el
proyecto de hacer una refinería en la región?
Lo primero que
hay que destacar en este frente es que se trata de una iniciativa 100% privada,
que no requiere recursos públicos; es un proyecto distinto a otros que se han
hecho en el país; en algunas ciudades hay modelos iguales, totalmente privados,
que ya están operando, por ejemplo, en Santa Marta, Casanare y Medellín. La
tendencia es transformar el crudo en productos derivados como Diésel, el Nafta,
el Jet A-1 (combustible para aviones), gasolina, entre otros. Este es un
proyecto que tiene todas las posibilidades y que va a ser un tema de desarrollo
regional muy importante. Creemos que en el corto y mediano plazo la tendencia
en el país va a ser el de las refinerías modulares.
¿Qué pasó con los 7.500
millones de pesos que se iban a destinar para la zona franca?
Por
determinación de la Dian y del Ministerio de Comercio ahora el usuario operador
es la zona franca del Quindío. Los 7.500 millones de pesos que se iban a
destinar a la zona franca no han llegado, no están garantizados y no se sabe
dónde están, pero sí se sabe que no están en el Ministerio de Comercio
Exterior. Hacemos un llamado al Gobierno para garantizar esos recursos, que son
muy importantes para hacer adecuaciones en la zona franca. La otra noticia es
que se va a plantear la creación de un ente o figura jurídica que promocione y
desarrolle la zona franca de Cúcuta como tal y esa transformación se va a dar
en el corto plazo; este tema quedará en cabeza de la Gobernación.
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