Por: José Neira Rey
1.- Ante la trascendencia y magnitud de los hechos, que confluyen sobre la zona fronteriza y se proyectan hacia sus pobladores, cabe esperar, que la reacción inteligente y la más consecuente y necesaria, sea: la convocatoria a la unión y la tarea analizada y concertada, que propugne por el cambio y transformación de actitudes y conductas, hacia vivencias y hechos, más edificantes, productivos y de amplio beneficio general.
Sí, el momento socioeconómico y político, que experimenta todo lo que define, determina o está inmerso, en estas fajas territoriales, hoy ubicadas, ante el dilema de una subsistencia deplorable o un porvenir más estable y seguro, exige, la concurrencia y participación de todos los verdaderos actores, de lo que está aconteciendo, para que se evalúen alternativas y opciones, que lleguen al meollo o esencia, para que se puedan precisar las acciones y pasos, que permitan obrar con claridad y pleno entendimiento, sobre lo que se busca y debe apuntalarse.
Una simple y emocional algarabía, sobre determinadas materias, que incidan en los precios y demandas de productos, no es la solución. Lo que se necesita y con verdadero apremio, pero siempre obrando juiciosa y analíticamente, es la presencia real y efectiva de las ramas Ejecutiva y Legislativa, del poder público –y, a nivel nacional –para que mediante normas, procedimientos y regulaciones, que a su vez den origen a mecanismos descentralizan tés y a una mayor representatividad regional, puedan los voceros y dirigentes de estas colindancias proceder, como lo exigen sus condiciones y características o sea, hacia dentro y hacia afuera, por la bilateralidad y hasta mancomunidad, que toda frontera, en sus desarrollos va estimulando y conformando.
Olvidar, esa doble visión, sería tanto como conformar un muro divisorio y alegar, la desaparición de intercambios, interrelaciones y lateralidades. Y, seguir vendiendo al detal, sin impulsar el desarrollo industrial y aprovechar las ventajas comparativas y de ubicación, para gestiones regionales, nacionales e internacionales compartidas, mediante Parques Industriales y Tecnológicos, Zonas Francas, etc.
2- Porque la frontera, es una zona territorial especial, que por su tipicidad y modus vivendi, requiere de un tratamiento más acorde, con los actos y acciones que diariamente se producen en su territorio, es apenas elemental y obvio, que los Estados, deben tener en cuenta las circunstancias que las definen y proyectan, apoyando todo aquello que sirva y facilite los prospectos de entendimientos e integración, que pregona y exalta, nuestra historia común. Y, que dinamicen, proyecten y den función revitalizadora, a sus gentes.
3.- Atender lo prioritario, es aludir, a la infraestructura básica vial y de servicios, así como a todo lo atinente, con : educación, salud, vivienda, capacitación, investigación, innovación, inversión y generación de empleos, porque, por muchos años –quizá desde la Conquista y la Colonia –estas áreas de doble presencia, no han sido atendidas, ni habilitadas, para esa gran misión, como es :la conformación de empeños y prerrogativas conjuntas-más allá de los limites- y, para el provecho y favorecimiento de las naciones, que conforman sus lineamientos y colindancias.
Sí, las fronteras, tienen que recibir el justo y adecuado respaldo y apoyo que necesitan, como nudos articulares de unión e integración.
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