Es imprescindible que la humanidad reconozca y asuma que la sostenibilidad de estos objetivos no puede ser cortoplacista; todo lo contrario, debe trascender al 2030, con políticas y estrategias permanentes asumidas en conjunto por todos los sectores.
Las elevadas temperaturas que vivimos en la región Caribe, que nos mantienen en permanente sofoco y sufrimiento, tal como sucede en buena parte del planeta, son apenas una evidencia del agravamiento de la crisis climática global, uno de los inmensos desafíos plasmados en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, adoptada por las Naciones Unidas en 2015 y que contempla los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Hoy, cuando estamos a tan solo siete años del cumplimiento de esa meta, es indudable que los compromisos son mayúsculos y que falta mucho por hacer a fin de acercarnos a estos loables y urgentes propósitos para la sostenibilidad mundial.
La ONU ha venido advirtiendo los múltiples inconvenientes para alcanzar estas metas, tales como el financiamiento insuficiente para las transformaciones sociales requeridas, situación exacerbada con la pandemia de covid-19 y coyunturas como la guerra de Ucrania. Un dato diciente es que, durante la crisis sanitaria (2020-2021), los países ricos invirtieron en su recuperación y en acciones para retomar sus sendas de crecimiento un total de 30 veces más que los países en desarrollo y 610 veces más que los que se encuentran menos desarrollados, ahondando la enorme brecha financiera en el mundo. En este aspecto es sustancial promover y estimular una mayor inversión del sector privado.
Este panorama no solamente ha agravado las condiciones sociales de las naciones en vía de desarrollo, sino que ha limitado su capacidad para financiar las maniobras establecidas para atender los ODS. También se ha identificado la necesidad de mayor voluntad política y de cooperación multilateral más eficaz, entre otros aspectos.
“Un mundo dual dividido entre los que tienen y los que no tienen constituye un peligro claro y obvio para cualquier país”, se indica en el Informe de Financiamiento para el Desarrollo Sostenible 2023, que se centra en este análisis.
A través de los ODS se han trazado líneas esenciales para la superación de profundas problemáticas sociales, umbrales adecuados para un progreso equilibrado y las bases para la supervivencia de la humanidad en comunión con el medioambiente. Sin embargo, es imprescindible que la humanidad reconozca y asuma que la sostenibilidad de estos objetivos no puede ser cortoplacista; todo lo contrario, debe trascender al 2030, con políticas y estrategias permanentes asumidas en conjunto por todos los sectores. Solo uniendo fuerzas podremos avanzar en esta dirección.
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