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martes, 13 de agosto de 2019

Hasta la vida por defender la vida - POR JOSÉ CONSUEGRA


Con la sabiduría que lo caracterizaba, el ecologista Jacques Cousteau decía que “cerrar los ojos a la naturaleza solo nos hace ciegos en un paraíso de tontos”. Totalmente cierto. La naturaleza es como un universo de vida y hay tantas estrellas en él como formas de vida en la tierra.

Y aunque lo tenemos claro, la humanidad está endeudada con el planeta. Hemos malversado y casi agotado los recursos naturales a tal punto que en siete meses nos gastamos lo disponible para un año, según mediciones de la ONG Global Footprint Network (GFN). Lo acelerado de este camino de destrucción impide que la tierra tenga la capacidad de regenerarse a la misma velocidad en que es expoliada, por lo que corremos el riesgo de avasallar la naturaleza y su suficiencia evolutiva.

Un dato alarmante que evidencia el deterioro del medioambiente es el aumento de la temperatura advertido por el servicio de cambio climático Copernicus: el mes de julio de 2019 fue un 0,04 ºC más caluroso que julio de 2016, que tenía el récord de la medida más alta en la historia. 

En 2018, por cuenta de la deforestación a nivel mundial se destruyeron 12 millones de hectáreas de vegetación de las regiones tropicales. Nuestro país es el segundo con mayor biodiversidad en el mundo y, paradójicamente, es el cuarto con más cantidad de tierras deforestadas, después de Brasil, el Congo e Indonesia.

A pesar de estar sobrediagnosticado el daño ecológico al planeta, de la existencia de convenios multilaterales de protección signados por la mayoría de países del mundo y, además, de los estrictos lineamientos aprobados por la ONU, la destrucción continúa a mayor ritmo cada año.

Por lo tanto, la defensa del medioambiente se hace imperativa y obligatoria para la humanidad. Todos debemos salvaguardarlo e integrarnos a él en una relación proactiva y protectora. Es paradójico que, a pesar de reconocer la importancia de actuar en su protección, se agreda y se atente contra la integridad de quienes luchan por defenderlo. El año pasado fueron asesinadas 164 personas por esta causa en el mundo; con 24 muertos, nuestro país ocupa el deshonroso segundo puesto en este ranking de Global Witness. 

Dada la gravedad de la situación, hay grandes movimientos mundiales e importantes liderazgos de personajes de la política, el deporte y el entretenimiento, dedicados a la lucha por la preservación de los recursos naturales. Pero también estos luchadores, en su mayoría anónimos, que trabajan con las uñas, sin la debida protección del Estado, son silenciados por su loable labor de defender la naturaleza y la vida. Su trabajo en zonas con problemáticas sociales complejas como cultivos ilícitos, narcotráfico, minería ilegal, presencia de grupos armados ilegales, etc., les ha puesto una lápida encima.

Estos héroes de la humanidad y la naturaleza son poco reconocidos y recordados a pesar de ser ejemplo de responsabilidad planetaria. ¡Cuánto admiro y valoro a quien, a partir de principios y valores ecológicos, no duda en arriesgar su vida por resguardar la vida!

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