La Universidad Santo Tomás a través del docente Hermes Castro Fajardo, del Centro de Atención Universitaria (CAU) Chiquinquirá, presentó la ponencia “Apicultura sostenible: herramientas contra el cambio climático y la pobreza” ante la Comisión Quinta del Senado el pasado 19 de septiembre.
La intervención tuvo lugar en medio del foro del “Proyecto de ley 197 de 2017 Cámara / 251 de 2018 Senado”, una iniciativa del colectivo ciudadano “Abejas Vivas”, conformado por académicos, investigadores y apicultores, que busca promover la cría y protección de estos polinizadores, cuya subsistencia se ha visto amenazada por el envenenamiento masivo con pesticidas en lugares como Quindío, Sucre y Cundinamarca, principalmente.
Otros académicos investigadores quienes también participaron del foro, fueron representantes de la Universidad Nacional de Colombia, la Universidad Distrital Francisco José de Caldas y la Universidad del Quindío, quienes apuntan a que Colombia se convierta en el segundo país del mundo (después de Francia) en prohibir pesticidas, promover la cría de abejas y crear zonas protegidas de bosques nativos donde se alimenten estos y otros polinizadores (mariposas, mariquitas, cucarrones y pájaros)
Basado en los resultados de la investigación “Aumento de la productividad y rentabilidad del apicultor por la implementación del servicio de polinización en Caldas – Boyacá”, que dirige Hermes Castro en el “Semillero de investigación de ciencias y tecnologías de Chiquinquirá (SICTEC)” de la Vicerrectoría de la Universidad Abierta y a Distancia, el docente explicó cómo los servicios de polinización representarían un incremento de hasta 2 billones de pesos anuales si se implementara en cultivos de productos de exportación de alto potencial como café, aguacate, fresa, mango, mora, maíz, entre otros.
“Si Caldas – Boyacá que solo cuenta con 17 colmenas por apicultor alcanzara por lo menos los niveles de producción de México, obtendría hasta 2 millones de ingresos mensuales por apicultura […] el campesino caldense tendría ganancias cercanas a un millón de pesos adicionales a su actividad principal, lo que significaría que promover la apicultura de manera coordinada y sostenible con la agricultura, ayudaría al campesino colombiano a salir de la pobreza”, explicó.
Su discurso permitió concluir que la apicultura debe ser considerada no solo como un problema ambiental que afecta a los grandes productores de Colombia, sino también como un proyecto productivo que apoye el crecimiento de los campesinos.
Durante las intervenciones también se destacó la necesidad de que entidades como los Ministerios de Agricultura y Ambiente, el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), La Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria, AGROSAVIA, (antes Corpoica), el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (INVIMA), la Superintendencia de Industria y Comercio y el Banco Agrario de Colombia, generen incentivos financieros, técnicos y administrativos que promuevan la cría de abejas y sus productos para que haya más crecimiento en el sector.
El evento también contó con la participación de algunos gremios como la Sociedad de agricultores de Colombia (SAC), que pidió buscar soluciones alternas, ya que la prohibición de pesticidas afectaría en un 95% el nivel de producción del café, el algodón, los cereales, el aguacate y algunas frutas como el banano.
Todos los partidos políticos presentes durante el foro se comprometieron a apoyar la ley, siempre y cuando se rediseñe el proyecto en conjunto con norma general de polinizadores (no solo abejas sino también los demás animales e insectos) y se incluyan las preocupaciones de los agricultores.
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