1.- En compañía de cientos de personas y en una demostración de afecto y solidaridad clara, evidente y de enorme proyección, ante las actitudes insulares, aisladas y carentes, que muchas veces se generan, entre nosotros, porque la identidad y el espíritu de pertenencia solo bulle y surge espontaneo, en acontecimientos especiales, como el que generó el maestro –porque ciertamente fue un gran educador –Manuel Antonio Alvarado Castañeda, el popular y famoso compositor y músico, que en los actos de despedida de su gran trayectoria, congestionó la Avenida Quinta y llenó la Catedral San José, a partir de las 10:00 a.m., del pasado miércoles 25,cuando su esposa, hijos, nietos y demás familiares y amigos, con la compañía vibrante de los integrantes de su orquesta -que interpretaron obras inolvidables e impactantes, llevaron hasta las inmediaciones del altar mayor, los restos mortales, de quien se despedía de todos y estos, le decían adiós, con el corazón apretujado, ante el vibrar y ritmo, de todo aquello que constituye la identidad y la pertenencia, de nuestro sentir musical.
Si, escuchar –en medio de un silencio absorbente y desgarrador - el impacto que las notas provocaban en quienes éramos espectadores y participes - sabiendo, que nos hallábamos ante el final de una vida que fue ejemplo de entrega, dación y vigor -,fue una experiencia franca y alentadora, que la conformaban , no solo los músicos – sus más inmediatos amigos y cooperadores-,sino todos los que se detenían en el Parque Santander y/o frente y a los lados del atrio de la Catedral, para posteriormente ingresar a la iglesia y participar en los oficios religiosos y las palabras del párroco Carlos Calderón, el Sr alcalde de Cúcuta DonAmaris Ramírez y el parlamentario Corzo Román vocero del Congreso de la República, después de los merecidos reconocimientos que recibió su Sra. esposa y resto de la familia, que tuvo por eje y pilar, a Manuel Antonio Alvarado Castañeda.
2.- Ciertamente, fue un suceso-sincero y ejemplar - que convocó a la comunidad en todas sus manifestaciones y porque se iba un artífice de manifestaciones sonoras, que todos de alguna manera, llevamos en nuestro interior sensitivo y que nos hace recordar y revivir momentos del ayer o instantes de entusiasmo y satisfacción, en una o varias de las etapas, que nos vinculan, comprometen con el sentir de las Brisas del Pamplonita o los bambucos y composiciones, que nos facilitan constatar que estamos vivos y lo que somos.
3.- El homenaje – porque así fue y además espontáneo y masivo, lo que le ofreció Cúcuta, a este gran exponente norte santandereano y fronterizo -,despertó, nuevamente, el interés de ubicar en diferentes sitios o espacios importantes de la ciudad, recuerdos y registros, que mantengan la llama del reconocimiento permanente y público, para todos aquellos, que como en el caso de este destacado músico y compositor, obligan a no olvidarlos y a destacarlos como legítimos exponentes, de lo que es y representa esta esquina de la República y capital de la integración, en América Latina.
No dudo, que al llegar al Cielo y después de exponer su trayectoria vital y sus anhelos, los ángeles y sus compañeros músicos, que lo esperaban- como es posible imaginarlo-, deben estar preparando lo que su inspiración, ya debe haberle prodigado, para proseguir haciendo vibrar a todo lo que exprese vida y sentimientos de amor.
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