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domingo, 7 de agosto de 2011

TURBULENCIAS Y AMENAZAS MUNDIALES


Por: José Neira Rey

1.- En un mundo tan cambiante y saturado de turbulencias y expectativas, las amenazas ambientales, económicas, financieras, sociales y políticas que comienzan a tomar vuelo en diversos sitios del planeta, pueden generar - y en breve- acontecimientos inconmensurables y de múltiples efectos. Y, desafortunadamente, la mayor parte de la humanidad –que ya llegó a 7.000 millones de personas- sigue siendo indolente – y, hasta indiferente- con lo que se insinúa o ya está ocurriendo en USA, Europa y especialmente en Somalia, Haití, Afganistán y Libia para solo aludir a ejemplos conocidos y recientes, pero que continúan sin esa atención inmediata, básica y primaria, que requieren las soluciones de envergadura. Situaciones, además, que- por su trascendencia y ligamentos - califican - y, pueden dar origen – a una crisis global, con efectos y repercusiones de muy compleja y difícil denominación. Y, mientras lo expuesto se sucede, en diversos lugares y por causas y motivos distintos, se programan y realizan: certámenes y eventos, que un analista severo y crítico de lo que debiera ser el ordenamiento mundial, solo entendería como: la coexistencia del peligro, con la diversión ó el convivir del avance y el retroceso.

2.- Y, eso, que acontece y es vigente en el plano mayor y aplicable al panorama y ámbito mundial, también lo registramos a menor escala, tanto en lo nacional, como en lo regional y más localista. Para probarlo, valórese, lo que está ocurriendo con la pugna de los tres poderes en Colombia; la crisis de la justicia, la salud y la educación; el impresionante -y anticompetitivo - estado de carreteras y servicios elementales. O, para dar cabida a una concepción de lo que debiera ser la integración y el desarrollo compartido : el triste y doloroso espectáculo de pugnas y postergaciones en la delimitación y obrar territorial ,de regiones y áreas periféricas –como las fronterizas -, ante la actitud absorbente , omnímoda y excluyente del centro y de quienes lo dominan ó acceden a él, sin que se mejore y logre una verdadera y autentica : unidad nacional; ni se formulen y apliquen, programas para construir y amarrar los nexos y ligamentos fronterizos.

3.- ¿Qué hacer ante semejante y palpitante asomo de caos, en el que de alguna manera, todos, somos coparticipes y hasta actores – por aceptar lo que se hace ó por la indiferencia y desidia de no hacer lo indispensable y necesario?
Si nada se pierde, porque se transforma y todo en la vida tiene su opuesto, lo que ocurre en lo menor, tiene que tener su efecto en lo mayor. De ahí, que si los ubicados, en sectores de menor influjo-como es nuestro caso- , obráramos de manera más coherente, asociada, seria y responsable, esas actitudes y conductas, podrían llegar hasta niveles superiores y de alguna manera auxiliarían y permitirían, la conformación de actos, que ayuden a evitar el colapso, que significa la precipitación de acontecimientos que afecten y deterioren más, a núcleos y sectores que piden y claman atención. Y, es conveniente recalcar esto, porque si prosigue la pasiva indolencia – y, mayoritariamente, como los registros lo demuestran, hasta ahora – la seguridad, economía y salud de áreas deprimidas y agobiadas del planeta –puede ampliarse y dar inicio a una etapa muy peligrosa, de riesgosos cuidados intensivos y de contagio y afección global. Ante esto, solo cabe: Un obrar urgente, humanitario, honesto, desinteresado y en equipo, para eliminar la envidia y el exagerado individualismo facilista.

Si, esto, no se obtiene y canaliza, la armonía, la equidad y el vivir compartido, que permitan: Ser y… ¡Plenamente! , desaparecerá del planeta y con él, el paulatino aniquilamiento de todos los seres vivos .Y, obviamente: de toda la humanidad.


2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Muchas confusas frases para decir esto:
    1.- En todo el mundo, cambiante y turbulento, se presentan expectativas y amenazas de todo tipo. 7.000 millones de personas, la mayor parte indiferente o indolente, enfrentan acontecimientos inconmensurables de múltiples efectos. USA, Europa y especialmente en Somalia, Haití, Afganistán y Libia necesitan la atención inmediata y básica de las grandes soluciones. No hacerlo producirá una crisis global. Esto sucede entre certámenes y eventos (con lugares, causas y motivos distintos), en los que coexisten el peligro, la diversión, el convivir y el retroceso.
    2.- Eso que acontece es vigente también en lo nacional, regional y local. Lo prueba en Colombia la pugna de los tres poderes; la crisis de justicia, salud educación y el anticompetitivo estado de carreteras y servicios elementales. En términos de integración y desarrollo, el doloroso espectáculo de pugnas y postergaciones en la delimitación y obrar territorial de regiones y áreas periféricas y fronterizas, ante la omnímoda y excluyente actitud del centro.Porque no hay verdadera unidad nacional como tampoco programas para construir y amarrar los nexos fronterizos.
    3.- ¿Qué hacer como coparticipes y hasta actores así sea indiferentes o con la desidia de no hacer lo indispensable? Lo que ocurre en lo menor, tiene efecto en lo mayor. Los menores en poblacion o recursos debemos ser coherentes, asociados, serios y responsables. Si prosigue la pasiva indolencia, la seguridad, economía y salud de áreas deprimidas y agobiadas del planeta estarán en cuidados intensivos, y todos ante el riesgo de contagio y afección global. Solo un obrar urgente, humanitario, honesto, desinteresado y en equipo, podrá eliminar la envidia y el exagerado individualismo facilista, que está en el origen del flagelo. Sí no actuamos así desaparecerá el planeta y sus seres vivos, incluida la humanidad.

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