El Carnaval del Atlántico - POR: JOSÉ CONSUEGRA

En medio del llanto y el luto por la muerte de Joselito, personaje idealizado como gozón, alegre y bacán que disfruta intensamente los cuatro días de Carnaval hasta morir, en representación de la pasión e identidad que históricamente ha despertado la fiesta carnavalera en nuestro espíritu, creo oportuno en este martes ‘luctuoso’, lleno del llanto alegre de las viudas y con la añoranza del pronto regreso de Joselito, hacer algunas reflexiones sobre nuestro patrimonio cultural.

El Carnaval no solo le pertenece a Barranquilla, está afianzado en los valores y cultura del Atlántico. A la par de lo que sucede en esta ciudad, durante el tiempo previo y los cuatro días de explosión festiva los pobladores de los municipios aprovechan para exhibir al máximo sus expresiones folclóricas, su calidez, la gastronomía vernácula y su atención amable y cercana.

Por cordial invitación de la familia Imitola, asistí al Festival Folclórico y Reinado Intermunicipal del Millo, en Juan de Acosta, y quedé maravillado por la buena organización, la calidad del desfile, así como la alegría y camaradería reinantes. No se trata exclusivamente de reinas y comparsas; también es posible degustar bebidas y alimentos elaborados con el millo.

Igualmente, de la mano de mi nuera María José Barraza, emperatriz nacional de la Cumbia, fui al Sirenato de la Cumbia, en Puerto Colombia, y viví el frenesí que despierta nuestro baile en el espíritu, tan bien descrito por Jorge Artel en su poesía ‘La Cumbia’, cuando expresa: “Amalgama de sombras y de luces de esperma, la cumbia frenética, la diabólica cumbia, pone a cabalgar su ritmo oscuro sobre las caderas ágiles de las sensuales hembras”.

Fue un placer maravilloso volver a vivir estas dos festividades poco mercantilizadas, matizadas de pueblo y folclor, y disfrutar en el bordillo, sin barandas ni palcos que obstaculicen el goce pleno de la expresividad alegre de los hacedores culturales. Ahí radica la esencia del Carnaval, del verdadero patrimonio cultural.

Otras carnestolendas del Departamento son la Batalla de Flores y el Reinado Intermunicipal, en Santo Tomás; la Guacherna del Caribe en Sabanalarga; la Gran Parada de Tradición, en Galapa; el Festival de la Yuca y el Totumo, en Tubará; el Carnaval Educativo, en Sabanalarga; el Carnaval de Suan; el Festival de la Palma Amarga, en Piojó; entre otros. La Secretaría de Cultura y Patrimonio ha implementado la Ruta de la Tradición del Carnaval del Atlántico para visibilizar las jornadas en los 22 municipios e incentivar la protección de la biodiversidad. 

Como lo ha establecido la Unesco, “la noción de patrimonio es importante para la cultura y el desarrollo en cuanto constituye el ‘capital cultural’ de las sociedades contemporáneas”. Las carnestolendas atlanticenses enriquecen el Carnaval de Barranquilla, haciéndolo más completo y diverso, sin perder su esencia original.

Lograr el equilibrio entre la comercialización y la pureza cultural es la clave de la sostenibilidad de nuestro más importante patrimonio cultural.