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sábado, 14 de julio de 2018

Por lo menos, dejen empezar - Por Juan Pablo Celis


No ha llegado el 7 de agosto, y desde ya están culpando de todo al presidente electo. Si bien, el ejercicio de la oposición es legítimo para el funcionamiento del Estado, también es cierto que debemos respetar la institucionalidad de la nueva presidencia de Iván Duque. Las elecciones fueron transparentes, y si queremos un gobierno eficiente, debemos empezar por respetar la democracia.

La oposición liderada por Gustavo Petro ha hecho un llamado nacional a la ciudadanía para protestar el 7 de agosto, día de la posesión presidencial. Como ya es conocido en el exalcalde de Bogotá, tiene una tendencia a promover el desorden público. No podemos confundir el derecho a manifestarse, con el saboteo de las instituciones políticas nacionales. Promover una protesta el día simbólico del inicio del nuevo gobierno, incita a desconocer su comienzo legítimo. Desde ya, está marcando una pauta de cómo será su forma de hacer oposición. Basada en el escándalo, y no en una forma constructiva de criticar al gobierno. 

Por otro lado, es inaudito que Petro quiera responsabilizar a Duque por el asesinato de más de 300 líderes sociales en Colombia desde el 2016. Cuando este es un fenómeno que se viene cocinando desde hace más de un siglo. Está demostrado que estos homicidios no provienen de órdenes centralizadas, como Petro lo quisiera hacer ver desde su terror infundado hacia el uribismo. Que ironía, y después dicen que nosotros somos los que vivimos del miedo. Los asesinatos suceden como consecuencia de una lucha por controlar territorios del narcotráfico en diferentes regiones del país. Y estos actos son ejecutados por organizaciones criminales locales, residuo de nuestra larga historia violenta.

Norte de Santander es uno de los protagonistas de este problema. Entre el 1 de enero de 2016 y el 30 de junio de 2018 han muerto 21 líderes en nuestra región. Lo que nos convierte en el tercer departamento con más asesinatos en Colombia, y no precisamente por culpa de Iván Duque. ¿Por qué no mirar al saliente presidente Santos?, que nos deja la región con la tercera área más cultivada de coca. En una frontera con crisis económica, con una migración gigantesca y con un estado corrupto en ambos lados, el panorama que nos dejan no es nada fácil. Pero confiamos en el estado fuerte y soberano que nos promete construir el uribismo en los próximos cuatro años.

En Norte de Santander y el resto del país, el problema va más allá de lo ideológico. El verdadero enemigo es la corrupción y la ineficiencia del Estado.

Es fundamental enfrentar con contundencia el narcotráfico, las organizaciones criminales y la falta de competitividad económica de regiones como la frontera colombo-venezolana. Pero esto no se va a lograr con una oposición que no es objetiva. La forma de hacer oposición también es fundamental para el desarrollo de nuestro país. Y nuestro llamado es a que a través de la legitimidad de instituciones como el Congreso de la República y las demás las corporaciones públicas se pueda construir un país con más seguridad, más oportunidades y menos pobreza. Mejor dicho, invitamos a la oposición a criticar nuestro gobierno, por lo menos, cuando hayamos empezado.

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